No sé si estoy listo para escribir sobre ti. Es demasiado pronto. 14 días. Todavía no puedo asimilarlo. Me parece absurdo que ya no estés con nosotros. Al menos no físicamente.

Te veo y te escucho a cada momento. Sobre todo en los lugares donde estuvimos juntos. Recuerdo tus palabras. Tus gestos. Y te extraño. Te extraño mucho, hermanito.

Por eso te escribo esto. Aunque tal vez no sea lo más apropiado. Porque no quisiera decir algo que no sea honesto. Ni exponer de forma innecesaria, ante personas que no conocemos, los recuerdos que guardo de ti.

Pero siento la necesidad de hacerlo. Y lo haré. Por distintos motivos.

El primero, es compartir contigo esto que hago, desde hace tiempo: escribir en un blog. Lo disfruto mucho. En general, me gusta escribir. No es algo que haya hablado contigo; pero mira, lo estoy haciendo ahora.

El segundo motivo, y el más importante, es recrearte con palabras. Cuando vemos tus fotos, mis padres y yo, o cuando recordamos tus frases, tus programas favoritos, incluso lo que te molestaba, sentimos que estás con nosotros. Cerca, muy cerca. Lo mismo me ocurre en este momento. Al escribir sobre ti, siento que me estás observando, que sonríes, que puedo abrazarte, y decirte que te quiero.

Perdóname por exponer esto en un blog. Tenía que escribir sobre ti. No podía hablar sobre alguien más.

Gracias por los 22 años que pasaste con nosotros. Siempre vas a estar aquí, en nuestra mente, en nuestra alma. En el corazón de tu familia. Que a cada momento pide porque estés en un lugar mejor. Tranquilo. Sin la enfermedad que te acompañó durante toda tu vida. Feliz. Pleno.

Gracias por todo, hermano. Por todo el amor que nos diste. Ahora, descansa en paz.

Ya nos encontraremos.

 

 

KATE BECKINSALE: The Sexiest Woman Alive

El dinero, como dice Borges en El Zahir, es un repertorio de futuros posibles.

Ahora mismo, con tan sólo 10 pesos, podrías cambiar tu vida.

¿Cómo? Bueno, podrías comprar un boleto para ganar algún sorteo. O usar esa moneda para limpiarle la cerilla a una viuda sexy, ligártela, robar su fortuna, y emplearla para comprar cientos de boletitos que te hagan ganar un sorteo.

También podrías comprar boletos del Metro, recorrer toda la Ciudad, y esperar a que entre tanto viaje se te ocurra escribir una obra maestra. No sé, algo así como El Ulises, de Joyce. Luego, con las regalías, podrías comprar millones de tickets para ganar algún sorteo…

Por desgracia, la ciencia todavía no tiene la fórmula para que el dinero crezca en los árboles (mugres científicos, bolsones). Así que, para conseguirlo, es necesario trabajar. ¡Vaya locura! La verdad es que yo he trabajado muy poco tiempo. Acaso año y medio. Y en ese lapso, en muy pocas ocasiones he gastado el dinero en mí.

Aquí es donde el post se pone serio. Más o menos. La pregunta es: ¿hasta que punto uno debe ser egoísta con su sueldo? ¿Es un deber ético darle una parte a nuestros padres? ¿O a nuestros familiares? ¿O a nuestra pareja (yo no tengo, pero espero tener una en el 2040)?

Platicando con mis compañeros de trabajo, me doy cuenta de que la mayoría usa todo su salario para su propio beneficio. Acaso le compran un “regalito” a sus papás, a sus hermanos, o a su perro Boby. Pero hasta ahí.

Claro que cada uno de nosotros tiene contextos distintos. En mi caso, desde que entré a trabajar, mi padre dejó de percibir un ingreso fijo. Además, se hizo de muchas deudas. Entonces, en el tiempo que gané una buena suma, lo ayudé. Según él, le hice un préstamo, pero es obvio que nunca le voy a cobrar.

Por lo regular, me hace sentir bien colaborar con la mayoría de los gastos. Ahora mismo, “gran parte” de mi ínfimo salario va directo “a la casa”. Pero a veces, para ser sincero, quisiera dejarme llevar por el egoísmo. Comprarme ropa, discos, novelas, viajar, invitar a una chava al cine, poner uno de a 100 en la tanga de una teibolera, pagarme la depilación de axilas (jo).

No sé, siento que me presiono demasiado. Que trato de llevar sobre mi espalda culpas que no me corresponden. Que soy como Jack, de Lost, al tratar de arreglarlo todo, aunque no lo haya roto yo (el florero ya estaba así). ¿Pero cómo evadir la responsabilidad? Creo que no puedo hacerlo.

Y por desgracia, el no tener dinero te priva de muchas cosas. Te cierra “futuros posibles”. Aunque, ayudar a mi familia también me pone muy contento. En fin. Tal vez si comprara boletitos de algún sorteo…

Como ya se habrán dado cuenta, el tema me hace entrar en contradicciones. Además, he estado bebiendo rompope. Pero díganme qué opinan. Ay nos vidrios.

Blogger Templates by Blog Forum