Hoy compramos una caminadora hecha en las tierras de Mao (¿y usted? ¿Ama a Mao?), sin embargo al leer el instructivo nos dimos cuenta de que quizá no era un aparato para hacer ejercicio. En un apartado se lee claramente:

Siguiendo los pasos anteriores consulte este gráfico para la colocación de la TORTILLERÍA.

Ah, o sea que no era una caminadora sino una tortillería. O quizá haciendo ejercicio uno se haga de de la vitalidad suficiente como para emprender un negocio tortillero. Pues quién sabe. Yo más bien pienso que los chinos han llegado a un punto en el que parodian su propia mercancía. Y nosotros la compramos porque es baratísima.



Creo que los seres humanos nos convertiremos en máquinas. ¿Pueden imaginar el momento en que el ombligo sea sustituido por una rueda iPod?


¿Dónde creen que se conectarían los audífonos?


Por lo pronto, una joven decidió tatuarse unos botoncitos:

La foto la encontré aquí.

Bien por ella. Chance y me hago uno igual, pero en una parte más divertida. En una feria, quizá. También pienso que en el futuro uno será libre de casarse con su computadora, o con su juego de video favorito. Por otro lado, el sexo entre famosos será transmitido por Internet las 24 horas del día, y cada uno de nosotros tendrá tatuada en la frente una marca de refresco.


Van a ver que aunque sea una de mis predicciones va a resultar acertada. Espero que sea la de los famosos.

Algo me dice que debo comprar ropa nueva:

Esto no es una parodia de lo que le pasó al ex-presidente del Banco Mundial. Yo sí soy pobre


¿Por qué en México no tenemos máquinas dispensadoras de calcetines? En Italia sí existen y creo que por eso siempre van un paso adelante. Gracias a Elvis por el dato.


Pero hasta ayer que me desvelé viendo un programa llamado Shalalá (conducen Katia D'Artigues y Sabina Berman) me enteré de que Jorge Kahwagi PUBLICÓ UN LIBRO que en el colmo de la ironía se titula “La tragedia de la envidia”.


Pues claro, porque ¿quién no ha sentido envidia por Jorge Kahwagi? Yo hay noches en que despierto bañado en sudor preguntándome por qué Dios no me bendijo y me convirtió en seudo diputado-boxeador-literato-antropoide.


Es que mírenlo. ¿No quisiéramos todos tener esa carita de pendejo? Me estoy pudriendo en envidia.

Otro más de aquellos tipos que han escrito más libros de los que han leído. Yordi Rosado, también eres un fregón.


“El Dueño de los datos es el inalcanzable último peldaño; cualquier otro lugar es ciego. Sin embargo, se torturaba Galaor, es preciso actuar; o tal vez no; tal vez se actúa de más, en la oscuridad sin propósitos, sin luminosas finalidades, demencialmente como en los sueños. Puede ser que nuestros sueños sean individuales trabajos, pero la vigilia sí es un laborioso y vasto sueño compartido por todos los despiertos, una rapidísima sucesión de hechos deshilados, sin estructura, sin lógica, sin sentido”.

GALAOR

Hugo Hiriart


Y las mozas, las mocitas estaban vestidas como la moda dicta que deben vestir. Se ven felices. Son más jóvenes que nosotros. Están en la mesa de a lado. Parece que han bebido mucho. Una de ellas quiere presumirnos su ropa interior. Rosa. Todos la vimos. Rosa.

En las paredes hay cuadros de Tin Tán, de María Félix, del Sub Comandante Marcos y –cómo no- de Santo, el Enmascarado de Plata. Llevamos mucho tiempo visitando este lugar. En la pantalla de plasma hay una película de Dolores del Río. Y las mozas, las mocitas cantan las canciones de Zoé. También de Muse, me gusta Muse.


No one's gonna take me alive,

The time has come to make things right,

You and I must fight for our rights,

You and I must fight to survive


Digamos que bebí de más. Dije sandeces como que la vida era un cigarro que se consumía sin sentido. Después seguimos hablando. Muy poca gente en el bar. Acaso 10, 15 individuos. El Chok se tropieza con la mesa y nos tira la cerveza encima. Fue por otras dos y lo perdonamos. A nuestra izquierda hay una rubia que bebe sin reparos. Trae tacones. Blusa amarilla. Hermosa. De pronto me entran ganas de llorar.

¿Y qué tal si nacimos para estar solos? ¿Qué tal si nunca encontramos a alguien que nos pueda amar? Benditos los afortunados. Mientras las mocitas se levantan tambaleantes. Ya se van. Apenas hace unos minutos la que usaba gafas enormes le estaba quemando a su amiga el culo con un encendedor. Y ahora se van. Se van yendo todos.

Hasta que llega un empleado y nos dice que es hora de cerrar. Salimos. Creo que eran las once. Por alguna razón estoy fumando un cigarrillo. Seguimos hablando del miedo a sentirnos solos. Pero en ese instante ya no me interesa hablar. Apenas escucho. Siento nauseas.



Ayer iba conduciendo la camioneta de mi padre. Era de noche. Un amigo me acompañaba. Íbamos platicando sobre las mujeres que usan rellenos cuando de repente un objeto extraño se atravesó en mi camino. Metí el freno hasta el fondo. Uiiiigggghhh… Brummm.

- No jodas, lo atropellaste.

- ¿Qué era? ¿Un perro?

- No sé, déjame veo.












- No, no era un perro. Es un chavo, uno de esos emo. Parece que no respira.

- Ufff, qué susto, pensé que había sido algo grave. Súbete, todavía alcanzamos a ver Legalmente Rubia.


Rrrrrrrruun.


Hace ya varios meses traté de ligarme a una chava que se había rellenado el sostén con papelitos. ¿Cómo lo supe? Un amigo la observó minutos antes de que yo llegara a la fiesta en la que la conocí. ¿Cómo la vio? No lo sé, supongo que le gusta espiar a las chicas despechugadas.

El punto es que en aquél convite, peda o como quieran llamarle, decidí hablarle a aquella mocita de senos de papel. ¿Por qué? Creo que el gran culpable fue el orchatinol. Aunque para ser sinceros me pareció simpática, tanto que cuando estaba a punto de retirarme bailé con ella una norteña y aproveché para decirle al oído:

-Oye, ¿te rellenaste el sostén, verdad?

Bueno no, no le dije eso. Aunque hubiera estado chido. Volvamos al diálogo original:

-Oye, huele bonito tu cabello.
-Jujuju… pero si huele a cigarro.

Y era verdad, pero uno tiene que decir cosas bonitas con tal de ligar.

-Pásame tu teléfono, ¿cómo te llamas?
-Lili.

Entonces me dio su fon o yo le di a ella el mío. No lo recuerdo con precisión porque minutos antes mi cel había sido destrozado en una bolita humana. De cualquier forma nunca la llamé. El que disfrutaba mandándole mensajitos en mi nombre era un cuate que por alguna razón se hizo del número. Lo irónico es que ella parecía interesada. Siempre respondía los mensajes y de hecho lo hizo hace poco.


Estábamos en el estacionamiento del cine a punto de ver Harry Potter. Entonces alguien dijo: “Ganso, ¿y qué pasó con Lili? No sé wey. ¿Le mandamos un mensaje? Pues si quieren”. El texto que le enviaron fue algo así como: “estoy a punto de ver Harry Potter y no sé por qué pero me acordé de ti”. Nos cagamos de la risa. Ya después cuando estábamos en la sala ella respondió algo parecido a esto: “oye, no es por mala onda, pero no me acuerdo de ti, ¿quién eres?”

Nos volvimos a reír. Lili ya se volvió un personaje clásico en nuestras conversaciones.


Nota 1: si tú eres Lili y acabas de leer este post, por favor dinos, ¿qué te metiste en el bra? ¿Papel para las tortillas?

Nota 2: amable lector, ¿cree que este post sólo demuestra que soy un mal ser humano? ¿Desperdicio tiempo y espacio escribiendo historias sobre mujeres que se ponen rellenos?

Nota 3: no jodan, ¿por qué traté de ligarme a una chava así?

Ayer fuimos a ver Transformes a las 12 de la noche. Un cuate a quien llamaremos Ch (no diré que era el Chok para no quemarlo) insistió en que lo acompañáramos porque no quería sentirse sólo en medio de tanto freak que seguro iría al cine con su pijama de robot. Y NO MAMEN: la película fue graciosísima. Hagan de cuenta que era American Pie pero con robots en el reparto.


Vimos muchas incoherencias, clichés y sobre todo trifulcas entre robots que querían apoderarse de un cubo mágico ya que de él dependía el futuro de la tierra y quizá del universo (eso es neta). Lo que no entiendo es de dónde sacaron a un guionista tan brillante. En una de las escenas el protagonista de la historia (que para acabarla de fregar usa una playera de los Strokes) ve la transformación de su auto y le dice a la chava sabrosa a la que se quiere ligar:


- ¡Es un robot!


No me digas wey. Por un momento pensé que era una zarigüeya que se había escapado del zoológico. Idiota.

¿Le checo el aceite joven?



En un principio este post se enfocaría en una sola rola de los autores de Sergio el bailador. Sin embargo al empezar a youtubear me di cuenta de que valía la pena hacer una retrospectiva sobre la carrera del grupo que tuvo como alineación original a Javier, Choche, Ramiro y Lupe: BRONCO.


1.- Libros tontos: No dejo de pensar en todos aquellos estudiantes de pantalón cuadriculado que tras escuchar este tema quemaron sus libros de texto gratuito para soñar con convertirse en cantantes de música grupera.

En el video que les presento es el mismísimo Lupe quien nos cuenta la historia de esta canción, en una especie de Behind the Music que no le pide nada a los de VH1:




2.- El Sheriff de chocolate:
Algunas versiones indican que los integrantes de Bronco compusieron esta rola bajo la influencia de estupefacientes como marihuana, coca y varios litros de leche de la Conasupo. La letra es alucinante. En un pueblo de bombón, donde hay chicles invitados, un sheriff de chocolate impone la ley con balas de cacahuate. Queeeeeeee loooooco weeeeeey.


3.- Los castigados: Se cuenta que la SEP y otras instituciones educativas del país trataron de impedir que este sencillo saliera a la venta por considerar que los estudiantes se sentirían motivados a tratar de verle los calzones a su maestra. A fin de cuentas los de Bronco pudieron evadir la censura, mientras que las profesoras optaron por usar pantalones o de plano andar a pelo.




4.- Amigo Bronco/Que no quede huella: Está muy rifado este video. BOB Esponja y compañía interpretan como sólo ellos lo saben hacer este par de clásicos nacionales. ¡No se pierdan a Plancton haciendo el papel de Ramiro! Ah y hagan de cuenta que los que tocan en realidad no son los de Panda. Me da como pena pensar que Pepe canta en este blog.

Cuando pienso en La Dolce Vita lo primero que me viene a la mente es la imagen de Sylvia (Anita Ekberg) mojando sus miembros en la fuente de Trevi mientras Marcello (Mastroianni) la observa empapado en un deseo insobornable.

Dirigida por Federico Fellini, esta cinta no sólo popularizo el término paparazzi para referirse a los fotógrafos del escándalo sino que además puso en evidencia la podredumbre moral de la aristocracia italiana de mediados del siglo XX.

Lo que se nos presenta es la historia de Marcello Rubini, un periodista italiano cuya vida transcurre entre los excesos de la alta sociedad y las conquistas de ocasión. En un principio todo parece marcharle bien, pues aunque tiene una novia con tendencias suicidas y su paso del periodismo a la literatura no ha logrado concretarse, le queda el refugio de los placeres carnales y el glamour de la Via Veneto.

Marcello Mastroianni le da vida a un hombre que de pronto se folla a una rica heredera en la casa de una prostituta para luego intentar seducir a una actriz sueca que apenas habla italiano y que parece ser una niña en el cuerpo de una mujer.

Su crisis existencial se nos presenta poco a poco, entre los reclamos de una novia posesiva y el recuerdo de una infancia huérfana y dolorosa. Todo se encamina hacia su derrumbe definitivo, hacia una escena patética en la que el personaje renuncia a todo intento de salvación.

Gracias a este trabajo, Fellini logró consagrarse como uno de los directores más afamados del orbe. La Dolce Vita obtuvo la Palma de Oro, generó polémicas incluso en el Vaticano y nos regaló imágenes tan poderosas como las del Cristo volando sobre Italia o la ya mencionada Anita Ekberg refrescando sus encantos.

Todo un clásico. En verdad se las recomiendo.



FICHA TÉCNICA

Título original: La Dolce Vita

Director: Federico Fellini

País: Italia-Francia

Año: 1960

Reparto: Marcello Mastroianni, Anita Ekberg, Anouk Aimée, Lex Barrer

Duración: 167 minutos


Hace tiempo conocí a una linda chica. Estuve a punto de casarme con ella pero en el último momento tuvimos una discusión. Ella era volleybolista. Medía un metro con 95 centimetros, era una cosa increíble. La vi por primera vez en el centro comercial. Yo no alcanzaba mi cereal favorito y ella me ayudó sin siquiera pedírselo. Esa misma tarde estuve presente en uno de sus partidos.

Y Dios… ¡había que verla dando boleadas con esos shorts tan ajustados! No recuerdo si su equipo perdió, lo único que supe en ese momento es que estaba enamorado. Cuando terminó el encuentro la invité al cine. Sólo le pedí un pequeño favor: que se pusiera otra vez el uniforme. Ella me miró con recelo, dudó un poco, pero a fin de cuentas aceptó.

La pobre se pegó en la cabeza cuando entramos a la sala. Era una película muy aburrida, me parece que sobre robots. No pude mantenerme despierto. Soñé que era una peluca de un dentista retirado. Muy vieja y miserable. Desperté asustado, pero pronto recordé que me acompañaba una linda volleybolista. Sentí unas ganas locas de casarme. Se lo dije:

- Martha – así se llamaba-, olvida esos robots y hazme un poco de caso.

- ¿Qué pasa?

- Quiero casarme contigo. Te amo, eres perfecta dando boleadas con esos shortcitos.

- Mmm.

- Dime que sí, anda.

- Espera, algo me dice que… no pretenderás…

- Sí, quiero verte en el altar con ese atuendo tan divino.

- ¿Pero estás loco? No pienso casarme así. ¿Por qué siempre me pasa esto? Decídete, el uniforme o yo.

Por supuesto que la abandoné. Tiempo después un amigo suyo (me parece que jugador de bádminton) me contó que ella se había deprimido bastante por mi decisión y porque su padre se había fracturado el cóccix en un concurso de tap. Incluso optó por practicar un deporte con pantalones y se deshizo para siempre de aquellos shorts. La mala fortuna hizo que un caballo gordo la aplastara en su primera clase de equitación.


Ayer terminé El doble, de Fedor Dostoyevski. Esta novela nos presenta la historia de Goliadkin, un ambicioso burócrata que desdeña su rol de oficinista medio y anhela subir de nivel. Tales son sus deseos de dejar de ser él mismo que luego de un incidente vergonzoso su imaginación le crea un doble. Un hombre con sus mismos rasgos e incluso con su mismo nombre, pero con características potenciadas. Más simpático, más astuto, su clon termina por opacarlo y por hacerle dudar incluso de su existencia.


¿Ustedes cómo reaccionarían si se encontraran a su doble y para colmo fuera una persona mucho más simpática que ustedes? ¿Qué sentirían si ese doble les bajara a su fulano o fulana y le diera sus arrumacos? ¿Qué pasaría si a fin de cuentas fuera una mejor persona y el resto se olvidara de ustedes? ¿Se volverían locos?


Me siento orgulloso de mis pies. Puedo presumir sin ningún empacho que no huelen mal, que no tienen heridas y que están libres de infecciones purulentas y desagradables. Me cae que si algún día hacen una sesión masiva de desnudo de pies yo me apunto de inmediato. De seguro en el evento alguna chava de pulgares primorosos, uñitas pintadas y tobillos tatuados se enamora de ellos y los convierte en su fetiche.

Pdta. Perdón por este post tan pero tan pedestre.


Ya llevo varios días con insomnio. Anoche hasta terminé viendo una película a las 2 o 3 de la mañana, en español y en el canal 5. Me atrapó desde que vi que salía Jodie Foster. No la he visto en la actualidad pero en aquellos tiempos (1988) estaba de muy buen ver. Además siempre ha actuado bien chido.


En la movie que les platico, llamada The Accused (no sé cómo diantres le pusieron en español), interpreta a una vulnerable, medio pacheca y sexy mujercita que va un bar a echarse unos tragos y termina siendo violada por tres tipos encima de una máquina de pinball (o sea no eran los tipos los que estaban encima de la maquina, más bien ahí se echaron a la fulana los muy pusilánimes).


Después de la felonía (es decir, la cogida violenta y multitudinaria), Sarah –ese era su nombre- acude con las autoridades y le encargan a una fiscal que tome su caso. Pronto el asunto no sólo queda en encarcelar a los violadores, sino también en enjuiciar a los que estaban presentes y echaban porras como “¡soba ese pubis!” Entonces ya saben, se van a juicio y los abogados se echan un choro sentimental hasta que dictan sentencia.


No les cuento el final porque a lo mejor un día llegan tarde a su casa después de irse a chirotear y tienen chance de ver esta cinta por la que Jodie Foster ganó un Oscar en 1989 como mejor actriz. Por lo pronto a las lectoras de este blog les aconsejo que tengan cuidado con las máquinas de pinball, especialmente cuando ya se echaron sus tragos y hay mucho vago viéndolas con deseo carnal.

Aaaaaaagghhh, tengo mucho sueño.


Esta portada de R&R está rifadísima. Además coincido plenamente con la idea central del artículo que ilustra: tenemos un presidente de lo más ÑOÑO (a eso agrégale que es un retrograda y a todas luces ilegítimo). Acaso Zedillín se le puede acercar un poco, pero desde mi punto de vista este está peor. Y eso ya es decir algo porque el del PRI era griiiis griiiis y hacía unos chistes bastante malos. Por si fuera poco le iba al Necaxa… Aaaaay, ¿qué hicimos para merecer políticos tan mamarrachos?


Ayer fui con unos cuates a tomar un cafecito y en una de esas revistas para mujeres ricas y plastificadas me volví a encontrar con una de esas palabras que no puedo soportar: derrière. Y no es porque sea francesa, el problema está en que es otro eufemismo con que la gente modosita se refiere a las nalgas. Uno muy parecido a pompis, que es otro eufemismo simplón y pusilánime.

En los últimos días he estado viendo dos series: Evangelion (por el 22) y Héroes (¿me estaré convirtiendo en un freak?). Además he estado releyendo Cien Años de Soledad. Por eso a veces me confundo y en mis sueños veo al coronel Aureliano Buendía viajando en el tiempo con un japonés chistoso (Hiro), y a Rei Ayanami contemplando la inverosímil masculinidad de José Arcadio mientras Claire está encerrada en su casa viendo llover en Macondo.




"A los Sex Pistols ni los conozco, no hay nada de malo en no conocerlos. Yo soy muy joven y esa música es muy vieja, ¿no?": Avril Lavigne.

Es que son suaves, dulces y económicos (como debería ser toda mujer). Además De la Rosa, que es la empresa que los hace, tiene la amabilidad de advertirte en la etiqueta que “el producto pudo estar en contacto con cacahuate y contiene derivados de leche”. Información muy útil para aquellos que comen cacahuate y derivados de leche y entonces se transforman en hombre lobo o en una zarigüeya mutante.

Lo único que me saca de onda del empaque de este malvavisco cubierto con chocolate es la imagen del monito que se está saboreando un DRUMS. Si se fijan tiene una M en su sombrerito, de ahí que uno pueda deducir que los diseñadores, rebosantes de imaginación, lo bautizaron como… Malvavisco. Pero ese no es el punto.

Lo que siempre me ha desconcertado en este y en otros productos es que la imagen insignia goza comiéndose a sus semejantes. Si no me creen miren a Malvavisco. Está gozoso de haberse comido a un pariente, quizá al primo Malvavisco II.


Algo similar ocurre con otros productos, pero en especial con las carnitas. Pongamos un ejemplo. En este promo de Carnitas El Michoacano vemos a un par de cochinos que con alevosía y ventaja tratan de chingarse a un compañero de especie. Parecen gozar con el dolor de la victima que suda presintiendo que se lo van a comer en tacos. El colmo del sadismo es el pig que atiza el fuego para que la carne arda rápido y el dolor sea más intenso.

De seguro el de abajo dice: “Ahora sí puerco, vas a pagar las cochinadas que hiciste con mi hermanita”


¿Por qué esa antropofagia? Si en el futuro nos conquista otra especie y decidan comer carne humana en empaques metalizados, ¿habrá la foto de un wey deglutiendo a su compadre?



Siempre me he preguntado cuál es el proceso mental que lleva a una persona a llamar a un programa de radio y hacer ahí el ridículo. ¿Qué le motiva? ¿Por qué siente ganas de exponerse en público? Claro que hay personas que llaman y comentan algo sensato. Pero en esta ocasión me referiré al radioescucha kamikaze que por lo general hace lo siguiente:

A) Pedir una rola. Esto es típico. Cuando logra entrar su llamada, una entre miles que están a la espera, no pide una canción que sea difícil de encontrar en el cuadrante. No pide lados B de Pink Floyd o de Valentín Elizalde. No. Lo que hace es pedir la rola que pasan cada cinco minutos, la que hubieran puesto con o sin su petición porque a esas alturas ya fue debidamente payoleada.

Entonces llama y con su radio a todo volumen, con la voz tambaleante y alelada, dice: Oye, este, pues yo sólo hablaba para pedirte la de Paulina Rubio con Miguel Bosé. Pero sí me la pones, ¿va?

B) Mandar un saludo. De nueva cuenta ha logrado que su llamada se cuele y en lugar de aprovechar el espacio para decir que salven a las ballenas o a los bosques tropicales lo que hace es decirle al locutor:

- Oye, ¿puedo mandar un saludo?

- Bueno, ¿pero no te interesa participar por el premio de 50 mil pesos?

- No, no, sólo quiero mandar un saludo.

- Pero es bien sencillo, sólo tienes que decirme cinco palabras que empiecen con A.

- No, no, no gracias.

- Bueno, manda tu saludo.

- Sale, gracias, pues un saludo a mi prima Laura que está en Acapulco.

- Oye, pero este programa no llega por allá.

- ¿Ah, no? Bueno, gracias.

¿Qué gana con mandar un saludo por el radio? ¿Su familiar, amigo o pareja lo va a querer más? ¿Por qué no sólo le habla por teléfono o le manda una carta o un correo electrónico? ¿Qué pasa por su cabeza?


Se trata de formar palabras en español con las letras que aparecen abajo. Olvídense del puntaje y de las letras que se repiten. Gana el que forme más palabras. En caso de empate le daremos el triunfo al que nos haga reír más.

¿Listos? A ver si es cierto que son bien letrados:



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Ya estuvo: la ganadora es TAZY. Fue la que escribió más palabras y además puso la mera mera: UBRE. De cualquier forma un aplauso a todos los participantes. Se rifaron.




¿Qué harías si un cuate dejará adrede en tu casa medio kilo de crunchitos de la marca Nacional de Botanas? ¿Te los comes hasta estallar? ¿Los donas a los niños pobres? ¿Tratas de venderlos en alguna estación del metro? ¿Los tiras a la basura a riesgo de que las ratas se los coman y desarrollen poderes o una enfermedad catastrófica? No sé qué hacer. Siento que el tener tal cantidad de crunchitos es una responsablidad demasiado grande para mí.


Yo voy a votar por Chichén Itzá en esa encuestucha que ni la misma UNESCO reconoce nada más porque una de las transnacionales más chonchas y poderosas del mundo me invita a hacerlo en sus latas de 355 ml. Para nada lo haré para alimentar un falso patriotismo ni para apoyar a gobernadoras sureñas.


Ayer, durante la celebración por el empate de México (uno busca cualquier pretexto para ir a chupar) un cuate manifestó: “Jesús era buen pedo porque multiplicaba el vino”. Y pues claro que le aplaudimos la frase, y nos reímos y nos pusimos bien contentos. Todavía más, porque a esas alturas ya andábamos requete alegres.




Yo no sé ustedes pero por mi parte he desarrollado cierta aprensión hacia los senos de las mujeres. Y no es que no me gusten. Hasta la fecha sigo admirando ese par de motivos por los que Dios (si es que él creó a las mujeres) merece estar en el cielo. El problema, mi problema, es que en la actualidad existen cientos de aparatos y sustancias que: RELLENAN, APRIETAN, LEVANTAN, REAFIRMAN, OCULTAN Y FALSEAN LAS UBRES DE LAS MUJERES (si la expresión ubres les parece ofensiva háganmelo saber).

Me siento engañado. Confundido. Cada vez que veo el frente de una mujer me pregunto si estará lleno de algún químico impronunciable o si algún sujetador mágico lo hace lucir más abultado de lo que es en realidad. Y entonces se arruina el disfrute. No dejo de pensar en que en el momento en que mis manos toquen esos artificios algo va a explotar o a caerse o a derretirse o a blurp blurp borbotear.

Lo único que espero es que esta fijación se borre pronto de mi mente.



¿Por qué cuándo estás viendo uno de tus programas favoritos (como Héroes) el destino se pone contra ti y hace que te apartes de la pantalla en el momento más emocionante? ¿Por qué justo cuando uno de los personajes va a revelar un gran secreto te llama alguien que no te hablaba desde hace meses y sólo para preguntarte cómo estás (pues bien, justo antes de que llamaras para interrumpir)?

Son esas cosas que no te explicas. Dudas que mantendrán a los filósofos y a los científicos ocupados durante un largo tiempo (¿acaso la vejiga presiente los momentos clave y nomás por mala onda segundos antes te obliga a ir al baño con tal de que no mojes tus pantalones?)

Y claro, alguien dirá que ahora existen series en DVD. Pero cuando ya estás entrado en la trama no puedes esperar tanto a que te digan quién es el asesino o quién es el verdadero padre de la rubia con poderes. Es como si le llegaras a una chava y ella te dijera “no, no sé, aguanta un par de meses y te digo, ¿va?”

Tanta incertidumbre puede volverte loco.



El día de ayer, durante la marcha convocada por Andrés Manuel López Obrador, la gente expresó sin tapujos su opinión respecto a la líder magisterial Elba Esther Gordillo:


¿Por qué será que las leperadas y las expresiones de furia siempre suenan tan simpáticas en la voz de una dulce anciana? ¿Apoco no da como ternura?

Un boleto por favor:


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