¿Cuál es la chamba de un crítico de cine? ¿Por qué algunos se creen los amos del universo?  ¿Cómo es que algunas revistas de “cine” sólo le lamen el trasero a las casas productoras?

Estas preguntas se responden y se analizan en un podcast que encontré hace unos días en la página web de la Revista Letras Libres, y que ahora quiero compartir con ustedes.

¿Por qué? Porque está bueno y tiene mucha carnita.

En él charlan los críticos Fernanda Solórzano (grrrrrrr) y Carlos Bonfil, de la Jornada. Dos tipos honestos, a mí parecer. Y que llevan muchos años en la talacha cinéfila.

Así que vayan a escucharlos. GO, GO, TEAM!!

El podcast, aquí meroles. 

Desde hace algunos días siento ganas de votar por el PAN. Pienso que el Peje es un naco. Estoy a favor de la pena de muerte. Creo en la renovación del PRI. Me gusta ver los spots del IFE. Apoyo al Presidente Calderón. Leo TV y Novelas. Admiro a Joaquín López Dóriga, y escucho a todo volumen discos de RBD.

Creo que estoy poseído por el chamuco. O igual es el calor. No sé. Ya me voy a ver la telenovela en lugar de perder el tiempo con blogs.

La semana pasada fui con el Chok al Museo Interactivo de Economía, allá por Tacuba 17, para echarle un ojo a la entrega de premios de un festival de animación que se hace llamar ANIMASIVO.

Es la segunda edición de este concurso internacional, que se inserta dentro de las actividades del Festival de México en el Centro Histórico. En esta ocasión, el tema fue la astronomía. El año pasado, fue el cambio climático.

Creo que vale la pena darle seguimiento a este tipo de eventos y promover en los medios que tengamos disponibles las creaciones de animadores mexicanos o de otras partes del mundo.

Aquí abajito les pongo el trabajo que se llevó el segundo lugar. Sus autores son Jorge Carrera y Miriam Matunes. Mexicanos ellos. Me parece que su propuesta es bastante armónica. Se titula “Velocidad Luz”. Miren:

Quisiera subir el primer lugar, titulado “El Gran Bang” y elaborado por el colectivo Llamarada de Petate. Pero no está en YouTube. Sólo lo tengo en el DVD que los organizadores le regalaron a los que le cayeron al museo (se rifaron, maestros), y la verdad no tengo ni idea de cómo subirlo.

Si les interesa, luego les rolo una copia.

Y pus ya, bien por ANIMASIVO. El año que entra, seguro andaremos por ahí. Sobre todo si vuelven a regalar chupe… No, no es cierto. Las animaciones. Lo importante son las animaciones. Y si vuelven a asistir chicas fashion con poses de intelectual… No. Las animaciones...


El Ángel Azul es una película alemana de los años 30 dirigida por Josef Von Sternberg y escrita por el hermano de Thomas Mann.

Ahí, un profesor de literatura se enamora de una cabaretera interpretada por Marlene Dietrich.

Eso lo coloca en el dilema de conservar su carrera o darle rienda suelta a la calentura que le provocan las piernas de Lola Lola...

¿Y cuál creen que haya sido su elección?

Como dice Fernanda Solórzano en un texto que dejó por ahí: el Ángel Azul representa “el triunfo de la golfería”.

Pero además es un filme mítico, una de esas películas que, como me dijo el tipo que me la vendió, uno debe de ver antes de morir.

Del mismo modo que la saga de la Risa en Vacaciones o las aventuras de Hermelinda Linda.

Clasicazos.

Ayer estuve leyendo un texto sobre la historia del cine y me llamó la atención la existencia de un documento que rigió la moral de Hollywood durante al menos tres décadas:

Me refiero al Código Hays, que fue creado por un político de ultraderecha, llamado Will H. Hays (quien seguramente arde en el infierno).

El propósito de este documento, que tuvo vigencia desde 1930 hasta 1960, era cuidar el orden y las buenas costumbres en los filmes.

Y vaya, basta echarle un ojo a algunos de sus lineamientos para: uno, soltarse a reír, y dos, poner en perspectiva que, gracias a Dios, vivimos tiempos llenos de inmoralidad.

Les pongo ejemplos:

El Código Hays establecía respecto a los crímenes que en las películas no podían exaltarse temas como la venganza, ni se podían dar detalles de asesinatos brutales (chin, o sea que algo como Kill Bill y la escena en que a Gogo Yubari le incrustan unos clavos en la tatema hubiera sido impensable).

Respecto al sexo y al vestuario que se podía utilizar, creo que hasta una película de Dora la Exploradora hubiera sido considerada pornografía hard-core:

No sé mostrarán besos ni abrazos de una lascividad excesiva, de poses o gestos sugestivos.

Si un tema histórico exige un pantalón ajustado, la forma característica de los órganos genitales debe ser suprimida en la medida de lo posible.

Toda alusión al sistema capilar, incluidas las axilas, está prohibida.

En lo sucesivo queda prohibido mostrar a las mujeres quitándose las medias.

No está permitido para los hombres quitarse el pantalón.

No se puede mostrar el ombligo.

Respecto a la danza:

Todo menear de caderas y todo moviendo del bajo vientre deben ser vigilados estrictamente (yo siempre sigo esta recomendación cuando veo bailar a Shakira, no me pierdo ni un segundo de su contoneo).

Sobre los castigos a los niños:

La Palmada en el trasero está permitida si encuentra una justificación en la trama.

Nunca será aplicada sobre las nalgas desnudas.

Y claro, no podían faltar las palabras prohibidas:

El Código de Producción no dará consentimiento al empleo en un film de ninguna de las palabras de la lista siguiente, que no es exhaustiva: Dios: Señor; Jesús; Cristo (empleado con irreverencia); Mierda, Kilombo; Jodido; Jodedor, Caliente (referido a una mujer); Virgen; Puta: Mariquita; Cornudo; Hijo de puta…

Demos gracias que vivimos en la época de South Park, y no en aquella tan “#$%&”#& mocha. Aunque claro, siempre quedarán por ahí rezagos de censura. O de autocensura, que es todavía peor.

¿Alguien sabe qué es kilombo?

Publicada en el diario El País.



Tomado de: http://panamerika.fm/blog/


El asunto es sencillo: unos cuates y yo queremos armar una estación de radio en internet, lo cual, como todo en la vida, y más en estos tiempos de catarritos financieros, cuesta dinero, pues hay que pagar por el servidor.

Ahora que, haciendo la coperacha entre varias personas, todo saldría más bara.

Por eso los invitamos a entrarle al proyecto.

Así no sólo se resolvería el asunto financiero, sino que ganaríamos en términos de programación y, con fortuna, encontraríamos a la sucesora de Carmen Aristegui o de perdida al de Rulo o al de Alfredo Palacios.

Si les late la onda, o tienen alguna duda, por favor escriban a minickesganso@gmail.com



Hace un rato el senador del PRI, Manlio Capu Beltrones, puso en la agenda nacional dos temas de vital importancia para el país: los pantalones del presidente y la cordura de los chivos.

Y todo porque le pidió a Felipe Calderón que se faje los pantalones y tome las medidas necesarias para resolver temas como la ubicación de la nueva refinería, la posible repatriación de la francesa Florence Cassez y la operación de Banamex.

Creo que Beltrones puso el dedo en la llaga: el problema de México es que su presidente de petatiux anda políticamente desfajado, haciendo campaña para su partido en lugar de gobernar.

Eso está clarito, por más que el senador Gustavo Madero haya salido al quite para presumir que Calderón tiene más pantalones que un jugador del Cruz Azul enfrentando al América.

O por más que Fernando Gómez Mont, Secretario de Gobernación, haya emitido un comunicado desde Washington para pedirle al senador del PRI que rectifique su discurso.

La segunda idea expuesta por Beltrones, fue la de que Germán Martínez no puede compararse a un chivo en cristalería, porque los chivos son más responsables y no andan diciendo que el PRI no le quiere entrar a la lucha contra el narco.

Para confirmar tal aseveración, acudimos con uno de los chivos más famosos del país.

Oye, Chivo, ¿es cierto que los chivos son más responsables que el dirigente nacional del PAN?


“¿Uh? ¿Qué pedo? ¿Que hay All-bran rellenas de fresa?”

Eh, bueno, vamos a preguntarle a la Chiva, quien anda en campaña por el Socialdemócrata y apoya la legalización de las drogas:



“Yo no sé si sea más responsable que ese weee. Ni siquiera sé que es un partido político. A mí me pagan por enseñar bubi”


Como sea, el PRI y el PAN siguen echándose tierra, mientras el PRD se revuelca en el lodazal de su proceso interno. ¿Y así quieren que votemos el 5 de julio? Mejor seguimos hablando de Radiohead y su concierto secreto en el Alicia. ¿Alguien esuvo ahí?

Sí, ya sé, me tardé mucho en escribir este post-crítica-reseña sobre las presentaciones de Radiohead en la Ciudad de México.

De hecho, ya no viene mucho al caso hablar sobre las rolas que tocaron o dar detalles sobre su desempeño en el escenario.

En sí, sólo quiero dar mi opinión sobre lo que vino después de los conciertos, es decir, los comentarios de algunos de los más de 100 mil asistentes al Foro Sol el domingo y el lunes.

¿Cómo se administra el entusiasmo? ¿Hay un manual de conducta para disfrutar de Radiohead? ¿Por qué muchos se empeñaron en demostrar que vivieron la presentación como-debe-de-ser?

No me latió que algunos tacharan de esnob a todo aquel que criticara a Radiohead por tocar Creep. O a quienes, como a mí, no les quitaba el sueño escuchar esta rola.

Del otro lado, tampoco estuvo chido que algunos “exquisitos” no bajaran de nacos a quienes cantaron y se extasiaron con lo que, a fin de cuentas, es y seguirá siendo una canción clásica.

Creo que cada quien vivió los conciertos de acuerdo a sus posibilidades. Y eso de insistirle a los demás para que piensen como uno, me parece nefasto.

Ahora, si me preguntan a mí, dudo que el concierto del domingo haya sido grandioso. Pero tampoco pienso que haya sido una mierda.

Como en todo, hubo cosas buenas y malas. Desde mi perspectiva, el concierto del domingo simplemente cubrió con las expectativas. Los tipos llegaron, tocaron las canciones que tenían que tocar y los espectadores quedamos satisfechos.

Siento que lo más emocionante, y lo que nos hará recordar esta presentación, es el hecho de que por fin pudimos escuchar en México a Radiohead en vivo, después de más de 15 años. Dudo que el concierto, por sí mismo, pueda ser considerado como “increíble” o “maravilloso”.

Quizá algunos se extasiaron con cada una de las canciones y vivieron una experiencia casi trascendental. Yo no.

Aunque, insisto, mis impresiones hablan de lo que pasó el domingo. Por lo que he leído, el concierto del lunes fue mucho mejor, más cálido e intenso. Además, debo decir que yo lo viví desde la zona naranja, en las gradas, y ahí todo fue más frío.

Con todo, salí contento del Foro Sol, porque escuché tocar en vivo a una muy buena banda y pude compartir el suceso con algunos de mis mejores amigos. Pero hasta ahí.

Espero que Radiohead regrese a México y dé conciertos mucho mejores. Eso deseamos todos, ¿no?

Ay nos vidrios.

Hoy conocí a Lola la Trailera.

¿Tengo que decir más?

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