La Casa del Ganso

Hoy es mi penúltimo día en el taller de redacción del periódico Reforma.

Fueron seis semanas en las que hubo de todo: risas, lágrimas, sexo casual, mota… no, no, perdón, eso fue en la universidad. Cof cof . Les decía que el taller fue una experiencia de esas que “te marcan de por vida”, aunque se escuche mamón, la verdad es que así fue.

Sin embargo, una vez que termine, la pregunta será obligada: ¿a qué me voy a dedicar? Obvio existe la remota posibilidad de que a los carnales de Reforma les haya gustado mi trabajo y digan “está medio güey pero, con 12 horas diarias de chinga, tal vez pueda mejorar”.

Aunque igual y no me llaman, y usan mi currículum para limpiar los baños. Por eso creo que es necesario establecer un plan de acción. Una lista de actividades que podría realizar en cuanto vuelva a ser un vago sin uso ni beneficio.

Estas son algunas de las posibilidades:

1.- Podría terminar mi proyecto para serie de televisión. Es la historia de una familia común. El papá es gordo y estúpido. La madre es sexualmente atractiva, usa un peinado raro y reprime su ira con frecuencia. La hija es una sabionda, su hermano un desmadre y todavía no sé si incluir a un perro, un gato o una bebé.

2.-Podría quemar en DVD todos los debates sobre la reforma energética y venderlos en el metro. Seguro usted, querido lector, quiere tener una copia de estos encuentros para animar sus reuniones familiares.

3.- Podría formar un grupo de ayuda para morras con problemas de déficit de atención y alcoholismo. Cinco por ciento de descuento si eres hija de Alejandra Guzmán.

4.- Podría levantarme temprano todos los días, ponerme tacuche y luego ir a todos los medios de la ciudad para dejar mi currículum y esperar a que… nah, mejor espero a que descubran lo talentoso y guapo que soy. O vendo droga, es lo de hoy.

¿A ustedes se les ocurre alguna otra actividad productiva? Por fa díganme, no sean gachos.