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¡Yo lo quiero, lo quiero! ¿Alguien me lo regala?

¿Y qué tal su día del libro? ¿Leyeron algo sabroso?

Yo me lancé hace un rato al Maratón de Lectura en Voz alta que organizó la estación Reactor 105.7 en la Biblioteca José Vasconcelos (ubicada cerca del Metro Buenavista, allá donde silba el tren).

Quise hacer acto de presencia porque desde un principio me pareció una muy buena idea.

Para nadie es un secreto que México tiene niveles de lectura que están pal’ perro. Tons, estuvo genial que desde las 9 de la mañana la gente acudiera a la biblio para leer ante el micrófono de la estación un trozo de su libro favorito.

Algunos tuvieron más suerte con otros. Si escucharon la transmisión, se habrán dado cuenta de que algunas personas llevaron libros bastante cuestionables. Otros, se pusieron nerviosos y tropezaron mucho con las palabras. Aunque eso era lo de menos.

También hubo quien leyó cosas muy chidas, de autores como: Dumas, Villoro, Niche, Murakami, Villaurrutia o Borges. También de Mario Vargas Llosa, como lo hizo Ely Guerra, que fue algo así como la invitada especial. Incluso de Shakespeare o de Cervantes.

Hasta hubo un espacio para que la nueva titular del Conaculta, Consuelo Sáizar, leyera un párrafo de El Laberinto de la Soledad y trastabillara gacho al no poder leer la palabra “academismo” (qué osote weeee).

Cuando yo llegué a la Vasconcelos, que por cierto me pareció muy amigable y funcional, al menos de primera intención, estaba transmitiendo el Ruzo. Me cayó bien el tipo. Tiene toda la pinta grunge. Él leyó algo de J.D. Salinger. El Cazador en el Centeno. Librazo.

Eran como las 3 pm y había como 100 personas en el área de publicaciones.

En eso, llegó la Reclu, que nomás no termina por caerme bien. Es alta, esmirriada y guapetona, pero creo que su cara de fresa es lo que no me pasa. No sé. De las chavas de Reactor, yo me quedo con Ari, luego con Elvis, y claro, ahora con Plaqueta…

Reclu

Ella es Reclu. Yo soy yo. Tú eres tú.

Durante su conducción (la de Reclu, no la de Plaqueta), además de que su blusa casi casi le regaló al respetable una toma side boob (saludos Chok), estuvo acompañada por el Gerente y por Joselo, de Café Tacuba, quien habló sobre sus hábitos de lectura.

Como siempre, Joselo llegó con un costal lleno de copias de su disco OSO. Las regalaba, pero ni así las quería la gente. Pobre carnal. A su lado estuvo siempre el Gerente, que es una albóndiga con alopecia, aunque con mucha actitud.

Estuve cerca de pedirle que me firmara el pecho con su nombre de integrante de Moderatto, pero el tipo paró a todos en seco cuando dijo que el evento no era para groupies, ni para sacarse la fotos, ni ninguna de esas mamadas. Se trataba de leer. Chido. Pero me debe una firma.

De lo poco que alcancé a escuchar de Joselo es que es fan de las novelas de ciencia ficción. De hecho, llevó un libro de su autor favorito, Kurt Vonnegut, titulado: Matadero 5. Me da curiosidad. Contó que es una historia sobre viajes en el tiempo, conflictos bélicos y alienígenas. Espero conseguirla.

Y pues ya, sólo estuve media hora. Ahorita no sé si lanzarme a conocer a Elvis. Lo estoy pensando. Por lo pronto, feliz día internacional del libro. Que las letras los acompañen. Lean hasta que les sangren los ojos. Ay nos vidrios.

2 Comments:

  1. Taquero Narcosatánico said...
    Yo escuché cómo la cagaba la de conaculta. Pinche señora pesada, se dio un quemón gacho.

    Yo hubiera leido un poema guarro de bucousqui.
    tazy said...
    yo me voy a leer a ibarguengoitia

    feliz díaaaaaaaaaa

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