Además de tuitear como junkie, y de ver soft-porno como junkie, y de comer panditas como junkie, he leído mucho en los últimos meses. De ahí que quiera hablares un poco sobre mis lecturas, y sobre la roncha que me salió en la entrepierna. Aunque, creo que el segundo tema lo guardamos para Navidad. Por ahora nos quedamos con la literatura. Sí, mejor.

Aclaro que no soy crítico literario, ni ensayista, ni Carlos Monsiváis. No huelo a pipí de gato, no insistan. Sólo soy un hombre que lee ficción. Y que habla sobre ello. Punto.

Ahora, como dijo el descuartizador, vamos por partes.


Grandes Esperanzas



Me lo leí como en 15 viajes de Metro. Es obra de un tal Dickens. Tal vez lo recuerdan por proyectos como Cuento de Navidad, u Oliver Twist. No ha publicado mucho últimamente. Cuando mueren, los escritores se vuelven flojos. Pero bueno.

Grandes Esperanzas narra la historia del pequeño Pip. Que es pobre, huérfano, y para colmo tiene una hermana malosa. Ay, pobre Pip. Además vive cerca de un pantano. Su destino es convertirse en herrero… pero un día, tómala barbón, recibe una misteriosa herencia. Y conoce a una chava que también es malosa, pero está bien guapetona, así que se enamora de ella, y se pone como meta convertirse en todo un gentleman.

Pero la vida no es fácil (nadie nos prometió un jardín de rosas). Giros inesperados, que harían palidecer a los guionistas de Lost, meten a Pip en muchos aprietos.

Quizá la historia, a estas alturas el 2009, pueda parecernos anticuada –es del siglo XIX-, o lenta. Pero dándole su tiempo, nos regala muchas sorpresas. Mucho mejor que chutarse la telenovela de Belinda.

La Sombra del Viento



Fue la Concharra quien me habló maravillas de esta novela de Carlos Ruiz Zafón. Entonces, yo se la recomendé a mi amiga Elvia, y ella se la regaló a una amiga suya, y luego esa amiga se la prestó a mi amiga, y ella me la prestó a mí. Uff. ¿Entendieron?

Tuiteando con @chilangelina, coincidimos en que La Sombra del Viento tiene un vocabulario muy rico, lleno de palabras que ya nadie usa, que están como empolvadas, y que valdría la pena retomar.

La trama es de puritito suspenso. Una de esas historias en que uno tiene que leer hasta la última página para saber quién es el asesino (no es Darth Vader, de una vez les digo).

El protagonista es Daniel Sempere, un morrito que le promete a su padre mantener viva una vieja tradición familiar, y cuidar alguno de los ejemplares del Cementerio de los Libros Olvidados.

Daniel elige, por azar, una novela titulada “La Sombra del Viento”. Resulta que es un libro rarísimo. Quedan muy pocas copias, debido a que un hombre que se ha empecinado en quemar cada una de ellas. Además su autor, Julián Carax, murió en circunstancias bastante farragosas.

Al tratar de resolver el misterio, Daniel se va topando con personajes y circunstancias acá bien acá, que a uno lo mantienen bastante entretenido.

La Sombra del Viento tiene como escenario principal la ciudad de Barcelona. Ocurre durante los años posteriores a la Guerra Civil Española. De hecho, es una crítica al franquismo, o a cualquier régimen autoritario.

Este libro ha vendido, según Wikipedia, más de 10 millones de copias. Entonces, seguro lo han leído. Si no, les recomiendo que lo hagan.


Crepúsculo/Amanecer


En los próximos días inundará todas las salas de cine la segunda parte de la saga de vampiros adolescentes, titulada Amanecer. ¿Será tan mala como su antecesora? Ya lo creo. Con todo y que Thom Yorke forme parte del soundtrack.

Las novelas no son mucho mejores. Leí Crepúsculo y Amanecer. De entrada, me parecieron bastante cursis. Pero supongo que yo no soy el target al que le tira este producto. Sin afanes misóginos, creo que está pensada para chavitas fresas, de esas que dibujan corazones con pluma de tinta rosa.

De hecho, la narración es el diario de una adolescente, de Bella, una chica común, ni muy fea ni muy guapa, algo torpe y antisocial. Al mudarse a otro pueblo, tiene que adaptarse a sus nuevos compañeros de escuela, al clima, a todo. Se siente un bicho raro. Algo muy común en los adolescentes, right?

Pero entonces, de la nada, un vampiro metrosexual (Edward), onda new age, se enamora de ella. Y ella también lo ama. Y se besan. Y andan. Y ay qué bonito. Hasta que su condición de vampiro pone en su riesgo a su amada. Ahí nos damos cuenta de que es un amor imposible -snifff-.

Eso pasa en Crepúsculo. En Amanecer, se agrega otro ingrediente: hombres lobo adolescentes. Y ahí tienen, un triángulo amoroso. Bella llora como Magdalena cuando el vampiro la corta. Entonces se pone emo. Ama tanto al vampiro, que no puede apreciar a Jacob, un hombre lobo, que a fin de cuentas sólo le sirve de paño de lágrimas.

Todo bien empalagoso. Con muy poca acción. Sin sexo salvaje. Aburriiiido. Pero bueno, yo soy un viejo amargoso. Puede que a ustedes, que todavía creen en el amor, les parezca una buena opción para leer en el baño.



Me falta hablar sobre cuatro libros: El Aleph, de Borges. Abril Rojo, de Santiago Roncagliolo. Kafka en la orilla, de Murakami. Y A Long Way Down, de Nick Hornby. Pero eso lo dejamos para el próximo dómingo, ¿va?

Ahora debo dormir. Y soñar con Katy Perry luciendo una tanga diminuta. Síganme en Twitter, no lo olviden: @gansotw Y ya.

1 Comment:

  1. tazy said...
    pos yo insisto en que Crepúsculo no me llama la atención y no es por la literatura rosita, sino porque el tema a mí jamás me ha gustado.

    Pero si tienes los de Dan Brown (odiado) y los de Harry Potter, préstamelos, porque esos sí los quiero leer.

    Ahora, que yo recomiendo amigos míos "estas ruinas que vez" de jorge ibargüeingoitia. Novela corta, excelente narración, uno la termina en unas 3 días de metro (yo la acabé en lo que me hago mensa haciendo un trabajo) y habla de la vida cotidiana de la provincia mocha como guanajuato... digo, cuévano.

    Y si pueden conseguir más cosas de Ibargüengoitia, mejor

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