"¡Qué manera de cucharear el envío de Ubirajara, de destroncar al Confesor
Cornero, de jalar el gatillo cuando ya Supermán Marín achicaba el ángulo,
kriptonita pura!... ¡¡el hijo del Coronel manda al Confesor al Concilio de
Trento!!.... esto es......... ¡el juego del hombre!"

Ángel Fernández



Creo que van dos o tres fines de semana en los que trato de ver completo un partido del futbol mexicano. Sin embargo, a los 15 minutos, me gana el aburrimiento, y termino por fracasar en el intento.

Antes no miraba un sólo juego. Me chutaba hasta cinco o seis. Incluso iba al Estadio a ver a los Pumas o a las Águilas en el Azteca.

Y eso que no me tocó la época más divertida del futbol nacional, cuando el América, las Chivas, Pumas o Cruz Azul imponían su ley y se enfrascaban en duelos que sacaban chispas.

Sin embargo, alcancé a disfrutar grandes partidos como aquel América-Cruz Azul en que Kalusha falló un gol cantado contra una Máquina que se había ido con todo y portero a rematar.

O qué tal aquel clásico en Guadalajara, cuando Cuauhtémoc Blanco, Zague y Biyik se lucieron en el Jalisco para derrotar a las Chivas 4-3.

Vaya juegos. Le neta todavía me emociono al recordarlos.

Pero ahora, ¿qué sucede? Es difícil dar con una respuesta satisfactoria.

Lo cierto es que el futbol nacional ha perdido pasión. Los directivos, los promotores (auténticos chupasangres que harían palidecer al mismísimo Drácula), las televisoras (sobre todo Televisa, que es ama y señora del balompié mexicano), los jugadores, los comentaristas y, por qué no, los mismos aficionados, hemos contribuido a la debacle que cada fin de semana se hace notoria en las canchas del País.

De verdad resulta triste ver juegos en los que el Estadio está semivacío y los jugadores hacen como que corren y como que quieren ganar, para terminar dando un exhibición tristísima de futbol, misma que se exacerba cuando le cambiamos a ESPN o a Fox Sports y vemos partidos de la Liga Premier, del Calcio o del futbol español.

Ahí nos damos cuenta de que la Liga mexicana es poco menos mediocre. Entonces tomamos el control remoto y le cambiamos a las caricaturas. O cambios el plan de ir al Estadio para ir a tomar lecciones de origami o de salsa en línea.

Y eso que antes se decía que al futbol mexicano le faltaba mucho para ser competitivo. ¿Imagínense ahora! La liga se encuentra en el peor momento que yo alcanzo a recordar en mi corta vida como aficionado.

¿Y qué hacer al respecto? Realmente se puede hacer muy poco. Quizá esperar un milagro: el día en que Televisa decida abandonar el control de la liga y de la selección nacional, o que de repente surjan jugadores jóvenes con la garra y el carisma necesarios para borrar el cemento de las tribunas y hacer que vuelva el entusiasmo.

O tal vez sólo quede confiar en lo que dice Ángel Fernández, y esperar que desde el cielo nos caiga otra Sofía Loren:

"Una vez me invitaron a platicar unas personas que me dijeron que "ya no creían en el futbol mexicano" y les contesté: "ustedes están como pudiera estar Carlo Ponti, el esposo de Sofía Loren, si se muere Sofía, ¿volvería a creer en el amor, pensaría que existe otra mujer tan subyugante y atractiva, que irradie tanto como ella? ¡Pues sí!, porque el amor tiene una virtud maravillosa: renace.

El hombre siempre tiene que reencarnarse, que volver a hacer".

4 Comments:

  1. Mundo BQ said...
    Que gacho que el fut sea cada vez más aburriiiiido...

    :(

    Habrá que esperar que la marea nos devuelva la emoción y un poquitico de calidad.
    tazy said...
    yo me empecé aburrír hace como 10 años mi buen, snif, extraño cuando mis aguiluchas tenían ala abejitas africanas
    Alchemist said...
    mi pasion mas satisfactorio es jugarlo
    Ruga said...
    Ahora uno ya nace sin gusto por el futbol, aunque de vez en cuando sí lo veo.

    Llegó la hora de un nuevo deporte: las damas chinas.

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